Este sistema se basa en realizar las grabaciones a través de todo el soporte, al tiempo que se utilizan ángulos de luces generadas por un rayo láser para guardar imágenes en una misma área. Estos dispositivos se construyen con materiales fotosensibles en cuyas superficies reciben los haces lumínicos que producen a su vez patrones de píxeles oscuros y claros.
Por otra parte, mientras otros sistemas anteriores leían la información linealmente, la memoria holográfica realiza su lectura de datos de modo paralelo, lo cual incrementa la velocidad del proceso y permite transferencias mayores. La capacidad de almacenamiento de estos dispositivos es de un terabyte y pueden leerse archivos en milisegundos.
Una cuestión importante de esta tecnología es que, debido a los componentes necesarios para su funcionamiento, el proceso de construcción se encarece demasiado. Ello ha obstaculizado su aplicación por las distintas compañías de hardware en el mundo y su consecuente comercialización. Las primeras memorias holográficas han salido ya a la venta pero no se han producido aún soportes re-escribibles a tiempo real.
A fines del pasado año, los científicos encontraron un modo sui géneris de desarrollar memorias holográficas: mediante el uso de proteínas microbianas. Halobacterium salinarum es un microbio que posee una característica adaptativa interesante. Cuando el nivel de oxígeno es muy bajo, produce una membrana proteica, llamada bacteriorodopsina, que es muy sensible a la luz.
La propiedad de esta proteína de absorber la luz le permite formar hologramas. El proceso en la naturaleza es muy breve; sin embargo, se ha descubierto que bajo ciertas condiciones ―que se obtendrían mediante manipulación de los genes― el proceso puede alargarse por años.
La posibilidad es alentadora y tiene optimistas a los expertos, quienes estiman que, de encontrarse la variante genética más acertada, se podrían producir cantidades de proteínas a bajo costo que impulsarían el desarrollo de la comunicación holográfica.
La luz que sale de un láser es dividida
en dos, una de referencia y otra de señal (datos codificados). Al
cruzarse de nuevo los haces, se forma un patrón de inferencia óptica,
generando un cambio químico o físico en el soporte foto-sensitivo. Los
datos obtenidos son representados en un patrón óptico de píxeles
oscuros y luminosos.
Para entender esto de una manera más
sencilla, podemos decir que un un punto en el disco te regresará cierta
información, dependiendo del ángulo en que le pegue la luz del láser.
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